El Amor

El amor no es algo natural: el amor es un arte. Y como todo arte, requiere disciplina, concentración, paciencia, fe y la superación del narcisismo. El amor no es un sentimiento: es una práctica” (Erich Fromm).

Pasado el día del amor y la amistad, es un buen momento para reflexionar sobre lo que hemos celebrado.

Lo primero que nos viene a la mente es la diferencia entre lo que consideramos hoy como amor y lo que había en nuestra cultura hace 50 años. Basta fijarse en las letras de las canciones más escuchadas. Aquellas hablaban de un amor romántico, con una estética de sentimientos; las de hoy presentan unas relaciones muy sexualizadas, con una estética de la corporeidad y el disfrute. Dos culturas distintas, y seguramente dos sociedades distintas: una dinámica de entrega, de donación, propia de los años 70; y otra de placer, de vértigo sensual inmediato, aunque sea “despacito”. La sensualidad parece haberse impuesto a los sentimientos y los sentidos al corazón.

¿Y cuál de las dos es más adecuada para el ser humano? ¿Ha habido un crecimiento?

Distacco

Todo parece indicar que estamos ante un paso evidente en la desespiritualización del ser humano, algo que muchos consideran un avance, un progreso.

Sin embargo, en los años 70 como ahora, en el fondo del ser humano hay una aspiración profunda a algo que llamamos amor, a una conexión profunda con otros seres humanos. Los griegos lo llamaban “agape”, y era eso, una comunión profunda. Distinto del “fileo”, afecto, querer; y del “eros”, la atracción física.

Esa comunión no es algo espontáneo. Puede nacer de algo espontáneo, pero en el fondo es una práctica, un modo de vivir, donde interviene continuamente la voluntad humana que decide y opta por ella. No es tanto un sentimiento, sino una opción continua, muy distinta del deseo.

Decía José Ortega y Gásset que “el deseo muere automáticamente cuando se logra: fenece al satisfacerse. El amor, en cambio, es un eterno insatisfecho”. Siempre se puede amar más, amar mejor.

El amor requiere atención continua, hay que cultivarlo, acrecentarlo, y a veces no es fácil.

Velum ayuda en este proceso. Nuestro papel no es guiar, sino ayudar a discernir, a poner los medios, a conquistar metas. Es estar a tu lado en un camino que no siempre es fácil y que nunca es lineal. El amor tiene altas y bajas, luchas y dificultades, pero poco a poco va construyendo un camino de felicidad, de sentirse a gusto con la persona amada.

El amor nace de la interioridad de la persona, ahí tiene su sede. La atracción, el enamoramiento, no son el amor. La atracción, externa, pone en marcha la parte instintiva del ser humano. El enamoramiento, centrado en las actividades emotivas y experienciales, se centra en una proyección idílica del otro, nacida más del ensoñamiento que de la realidad. El amor se asienta en la realidad, y compromete a lo más humano de la persona: su voluntad libre. Por eso, no es fácil ser dueño de la atracción o del enamoramiento, pero sí del amor. Se ama lo que se quiere amar. Amar es “querer querer”.

Y todo ser humano está llamado a vivir el amor como fuente de felicidad.

Nosotros, en Velum, estamos para ayudarte.

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VELUM es un programa de entrenamiento humano integral y de formación de entrenadores que, a través del diálogo personal, la autorreflexión, la acción presente, la revisión personal de vida y el plan de acción por objetivos se orienta al desarrollo de los potenciales internos del ser humano y a la mejora de las relaciones humanas. Además, VELUM ofrece un programa teórico práctico de formación ética.