¿Qué es lo primero que buscamos en cualquier proyecto? Lo damos por supuesto, pero a nadie nos gusta actuar a lo loco. Queremos una cierta seguridad. Si no hay esa cierta seguridad, no nos lanzamos. Vamos a cruzar el Atlántico a vela, y quizás no nos aventuramos a hacerlo solos, pero si vemos que nos acompaña una buena tripulación, entonces sí nos lanzamos. Tenemos un proyecto de negocio que nos parece una buena idea, pero sólo cuando contamos con cierto capital, lo emprendemos. Un grupo de personas, un capital suficiente, una garantía de ventas concertada, todo son motivos de seguridad.
¿Y en nuestra vida? ¿Cuáles son los motivos de seguridad? ¿Dependen de los demás? ¿De nosotros mismos?
Es verdad que hay elementos externos que nos dan seguridad. Por ejemplo, a la hora de casarse, el conocer a la familia, el haber tenido un noviazgo suficiente donde se hayan conocido, etc, da seguridad. Pero también es verdad que la principal seguridad viene de uno mismo, de conocerse, de saber cómo reaccionaré ante distintas situaciones, mis estados de ánimo, la necesidad de afecto, etc. La seguridad es patrimonio personal: me conozco en mis límites y mis capacidades, sé hasta dónde puedo llegar, de lo que soy capaz, cuáles son mis fortalezas, cuáles mis debilidades, etc.
Por eso, en el entrenamiento humano integral, hay un objetivo fundamental que es potenciar la seguridad de los demás en sí mismos, independientemente del contenido de la tarea o de su dificultad. Es la garantía de éxito.

«El fin último de cada sesión de entrenamiento es construir la seguridad y confianza del entrenado en sí mismo.»
«Construir la seguridad»
El fin último de cada sesión de entrenamiento es construir la seguridad y confianza del entrenado en sí mismo.
Todos sabemos que construimos nuestra confianza en nosotros mismos cuando tomamos decisiones, acciones exitosas, y asumimos la responsabilidad de nuestros éxitos y fracasos. Aquí radica la clave de la adquisición de la seguridad. Es un ejercicio de vida, continuo que exige la reflexión profunda sobre nosotros mismos o autorreflexión, el examen de nuestras decisiones y el aprendizaje minucioso del resultado de ellas.
En el entrenamiento humano integral, se busca que el entrenado se conozca y trabaje sus áreas de oportunidad y que potencie sus talentos. Así se produce el desarrollo de los potenciales y se refuerza la seguridad personal. Se construye la claridad en la toma de decisiones y se trabaja en anticipar los obstáculos y el modo de superarlos de acuerdo a los potenciales personales.
Siempre el conocimiento personal llevará a la seguridad personal. Y el entrenador, partiendo de ese conocimiento, acompaña en la toma de decisiones orientadas al éxito.
Hay veces en que el entrenado exterioriza miedos, muchas veces infundados, y no es fácil trabajarlos. A veces, no se podrán eliminar y sólo habrá que superarlos. Superar un miedo es un crecimiento vertiginoso en la seguridad personal.
Para que las personas puedan aumentar la seguridad en sí mismas, además de ir acumulando éxitos, han de saber que los han logrado gracias a su esfuerzo. También ayuda saber que hay otros que creen en ellas, lo que quiere decir que confían en ellas, las alientan, las aceptan y las apoyan, para que tomen sus propias decisiones.
Y ese es otro elemento importante: la seguridad personal se contagia y se transforma en liderazgo. Una persona segura ante la dificultad arrastra, indica el por dónde, genera confianza. La seguridad no es un valor que se pueda observar con facilidad, pero que sale a relucir en los momentos más necesarios.
Y esa seguridad se construye día a día. Velum es una ayuda para ello.