¿Cuántas veces hemos oído hablar de la importancia de la actitud en muchos ámbitos de la vida? Seguramente muchas, pero no parece que no es para tanto y que, en definitiva, la actitud no depende de nosotros. Por mucha actitud que tengas no vas a conseguir saltar 2.30 en altura o correr 100 metros en menos de 10 segundos. Hace falta talento, entrenamiento, método, pero no se ve tan clara la actitud. Y, sin embargo, la actitud es vital.
La actitud es la que nos lleva a superarnos, a afrontar nuevas metas, a escuchar al entrenador, a querer crecer cada día. La actitud es un motor invisible que necesita el combustible de la motivación. Los dos van unidos: actitud y motivación.
El entrenamiento Velum se enfoca también a las actitudes, no solo a las capacidades o competencias. El desarrollo de potenciales implica profundamente a las actitudes, que es lo más difícil de desarrollar.

«La actitud es la que nos lleva a superarnos, a afrontar nuevas metas, a escuchar al entrenador, a querer crecer cada día. «
¿Cómo saber que no tienes actitud? Cuando crees que tienes la verdad absoluta, cuando crees que eres así y nada te va a cambiar, cuando sólo quieres quejarte y no hacer nada para modificar tu situación, cuando crees que sólo existe lo que tú ves y las cosas no se pueden ver desde otro ángulo, cuando sólo buscas reforzar tus posiciones, cuando no quieres poner de tu parte, cuando esperas resultados milagrosos e inmediatos, no tienes actitud de crecimiento, de aprendizaje, de superación de problemas. Eres un atleta que se quedará siempre en las mismas marcas.
El primer paso es cambiar esa actitud. ¿Y cómo se consigue? La actitud suma ilusión y realismo. La ilusión es creer que se puede y esa ilusión se alimenta consiguiendo pequeñas metas orientadas a un objetivo. El realismo es entender que nadie es perfecto y que se necesitan apoyos para conseguir los objetivos, para salir adelante.
A veces, en las sesiones de entrenamiento humano integral nos encontramos con personas que dicen: “¿qué me va a enseñar el entrenador?” y eso se puede identificar con un problema de falta de actitud, pero también con un desconocimiento del sistema de entrenamiento porque el entrenador no va a “enseñar” nada, sino a acompañarte en un proceso personal de crecimiento y desarrollo de potenciales.
Mantener la ilusión sin realismo se hace ilusorio. Lleva a no poner los medios necesarios para conseguir las metas y termina minando la ilusión.
El realismo sin ilusión dificulta mucho la motivación y la continuidad, y al final, lleva a fijarse en los propios errores más que en las metas alcanzables.
La suma de ilusión y realismo es la actitud correcta, la receta del éxito. Es el sé que puedo, pero no puedo solo, necesito apoyo. Y eso es lo que ofrece el Entrenamiento Integral Velum.