Extracto de https://animal.mx/salud-y-estilo-de-vida/que-es-la-ansiedad-como-se-presenta-sintomas/
Taquicardia, manos sudorosas, preocupación excesiva… Hoy, más que nunca, todo el mundo habla sobre qué es la ansiedad, cuáles son sus síntomas y por qué la sienten ahora si antes todo estaba bien.
Vamos paso por paso.

A. ¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?
La doctora en Psicología y especialista en Neurociencias de la Conducta Frine Torres explica que la ansiedad es una reacción normal ante situaciones desafiantes o peligrosas. “Mientras la ansiedad pueda disminuir o controlarse en minutos, no hay por qué considerarla un problema”.
Es decir, “la ansiedad por sí misma no se considera una enfermedad“, pues forma parte de la amplia gama de respuestas emocionales que presentamos todas las personas, de acuerdo con el artículo Los trastornos de ansiedad, publicado por la UNAM.
Obviamente la pregunta del millón tiene que ver con cuándo la ansiedad SÍ se considera un problema, pero para allá vamos.
A grandes rasgos es un mecanismo evolutivo que nuestro cuerpo acciona para sobrevivir al peligro: se conoce como “flight or fight” o “reacción de lucha o huida” o “respuesta de estrés agudo”.
La sangre se concentra en las extremidades para que podamos huir o luchar contra el peligro; nuestro cerebro produce y libera grandes cantidades de cortisol y adrenalina; se suprime el sistema inmunológico, entre otros procesos.
O sea, toda una fiesta de reacciones que se consideran normales y hasta deseadas para poder sobrevivir al peligro.
B. PELIGRO REAL O IMAGINARIO, NO IMPORTA
César Galicia explica que al acto de luchar o huir se le conoce como “conducta consumatoria”. Cuando sobrevivimos a ese peligro, nuestro cuerpo regresa a la tranquilidad.
Pero, ¿y si no hay peligro?, ¿por qué se activa ese mecanismo?, ¿por qué nos sentimos tan mal?, ¿qué es la ansiedad y cómo se presenta, maldita sea?
Para que ese mecanismo se active solo se necesita que tu cuerpo reconozca un estresor, es decir, cualquier cosa o situación -real o imaginaria- que perciba como una amenaza.
O, sí, tu cuerpo y mente pueden percibir peligro donde no lo hay.
“Cuando el mecanismo se activa en situaciones que no son necesariamente peligrosas o desafiantes y, además, produce síntomas muy intensos y de mayor duración entonces ya puede ser un problema”, dice Frine Torres.
Como no hay amenaza y no haces nada para huir o luchar no se produce la “conducta consumatoria”, por lo que tu cuerpo permanece estresado -se queda lleno de cortisol y adrenalina- y por eso te sientes tan mal.
C. BUENO, ¿CÓMO SE PRESENTA EN MI CUERPO LA ANSIEDAD?, ¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
Ya dijimos que la ansiedad es una reacción normal, pero resulta un problema cuando se presenta de manera inesperada, recurrente y con síntomas físicos, de tal manera que tu vida cotidiana ya no es la misma que antes.
Mi vida antes de la ansiedad: mi vida después de la ansiedad. Esto podría ser un meme.
Entre los síntomas de la ansiedad está la inquietud o sensación de excitación, nerviosismo, fatiga, dificultad de concentración, irritabilidad, tensión muscular (amix, todo ese cortisol que el cuerpo no usa se va a los grupos musculares más grandes, por eso te contracturas) y alteraciones del sueño.
Dentro de la clasificación internacional de Enfermedades Mentales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se contemplan los trastornos de ansiedad.
Así, en plural, porque ¡hay varios!: el trastorno de ansiedad generalizada y agorafobia, crisis de pánico, fobia social, fobia específica, trastorno obsesivo compulsivo y trastorno de estrés postraumático.
Lo que estamos viendo en estos tiempos, principalmente, es el trastorno de ansiedad generalizada, que “se diagnostica cuando predomina una ansiedad o preocupación excesiva, persistente y relacionada con situaciones que se viven cotidianamente”, según el texto Los trastornos de ansiedad.
Si sientes una ansiedad intensa con síntomas muy desagradables como dolor en alguna parte del cuerpo, dificultad para respirar, taquicardia o respiración rápida es probable que ya se trate de una crisis de pánico.
Estos aparecen sin motivo aparente y duran relativamente poco tiempo (generalmente menos de una hora).

Si te sientes mal, no lo dudes, pide ayuda psicológica.