Cuántas veces hemos escuchado hablar de codependencia, apego, relación tóxica. Usamos esos términos con mucha seguridad, aunque en el fondo no sabemos bien cuándo se pueden aplicar ni lo que significan realmente. Lo intuimos, sí, pero, al final, nos damos cuenta de que no tenemos tan claro cuando una relación es humana, plena, satisfactoria, o es inhumana. Ni siquiera en casos extremos.

«Las relaciones se construyen día a día, todas, con la sucesión de pequeños actos, y en esto te puede ayudar contar con una disciplina diaria de revisión de vida, con un plan de vida, para estar atento a formar siempre mejores relaciones.«
¿Cuándo se puede considerar una relación humana o inhumana? ¿De qué depende?
1. Conocimiento. Es lo más sencillo y lo más difícil. Conocer no es juzgar, sino comprender al otro sin prejuicios. Es entender cómo es el otro, no cómo yo creo que es el otro. El conocimiento va unido a la aceptación. Muchas veces asignamos el título de “tóxica” a una relación que, en sí misma, no tiene nada de malo o de negativo. La toxicidad está en nuestra percepción personal, en nuestra interpretación. Otras veces decimos que conocemos muy bien al otro, pero en la práctica lo hemos filtrado por nuestro modo de pensar, de ver las cosas.
2. Aceptación. Es aceptar al otro como es y esperar que el otro me acepte como soy, y actuar en consecuencia. Es un paso más allá del conocimiento. La aceptación habla de interacción mutua, de adaptarme a lo que conozco, de aceptar que no somos perfectos, de saber centrarme en la persona, no en intereses ajenos a ella. Aceptar es no obligar a cambiar al otro. La aceptación implica a la voluntad. El conocimiento se da en la inteligencia, pero la aceptación es una actitud querida, fruto de una decisión: ¿quiero relacionarme con esta persona o no y cómo debo hacerlo?
3. La responsabilidad. Es un elemento importante que no siempre se considera en las relaciones humanas. Es saber responder de mis actos: reconocer si me equivoqué, aceptar mis defectos y estar atento sobre ellos, agradecer lo que recibo. La responsabilidad es la cualidad de la justicia hacia el otro en las relaciones humanas. Es reconocer que me rechacen cuando lo merecí por un comportamiento mío. Es valorar que me amen.
4. La última pero la que debe invadir todo: el respeto. El respeto es nunca considerarme por encima de nadie, nunca tomar al otro como un objeto, nunca dañar a nadie voluntariamente y, en la medida de lo posible, tratar de evitar dañarlo involuntariamente. Respetar es tratar a los demás como me gustaría que me trataran a mí. Esto adquiere mayor importancia en las relaciones estratificadas o institucionales: jefe – súbdito, padre – hijo, esposa – esposo, etc.
Las relaciones se construyen día a día, todas, con la sucesión de pequeños actos, y en esto te puede ayudar contar con una disciplina diaria de revisión de vida, con un plan de vida, para estar atento a formar siempre mejores relaciones. Cuando mejor te conoces a ti mismo, mejor son tus relaciones humanas.
Nuestro programa VELUM de entrenamiento integral te ayuda en este proceso continuo. Siempre es mejor un apoyo personal a tiempo que una terapia de sanación cuando todo está dañado.
——————————-
Todos los días, en tu revisión de vida, al anochecer, no dejes de recordar tres triunfos que tuviste en el día y por qué los lograste, tres cosas que te hicieron sentir feliz y tres cosas por las que dar gracias. No reduzcas la revisión de vida a las batallas perdidas.